Acaba de nacer, aunque no es de mi esposa ya está aquí, es mi más reciente bendición, el que tanto esperamos, lo tenemos en casa y eso me hace muy feliz. Hoy le vamos hacer “Los miaitos” (expresión venezolana para referirse a la celebración del nacimiento de un bebé).
Fueron unos meses de gestación increíbles, inolvidables, en medio de esta pandemia, donde la distancia geográfica no fue impedimento, para hacerme presente en su desarrollo intrauterino.
Les juro, y ella es testigo, que durante todo este tiempo le pedí a la Virgen de La Chinita que lo cuidará, ella será su madrina, y cuando regrese a mi Maracaibo natal, se lo presentaré con fe y devoción Mariana.
Haré la confesión más disonante para los estereotipos sociales, y puede que muchos lectores solo lleguen hasta aquí en este texto, asumo el riesgo. Este hijo fue concebido en un trío, y aunque algunos duden, yo sé que yo soy el padre, y no le haré una prueba de ADN, ni nada por el estilo; además, maduramente hemos decidido criarlo entre los tres.
Tener un hijo entre tres ha sido una aventura llena de sonrisas y desafíos, de acuerdos y discrepancias; una mamá muy emotiva y de buena palabra, el otro papá un tipo muy particular, creativo y de mucho ímpetu.
Hicimos un grupo en WhatsApp para estar comunicados, seguir los avances y ponernos de acuerdo; para resumir lo que allí ocurrió, nada más de esas conversaciones se puede escribir una serie de 3 temporadas.
De mi parte tiene dos hermanos mayores, y seguro que ellos lo ayudaran a crecer, le darán todo su amor y le enseñaran las travesuras necesarias; yo como padre espero estar a la altura de sus ocurrencias.
Entre las decesiones más controversiales fue el nombre, dado que todos llevamos propuestas bien diferentes, fue una batalla de emociones silenciosas y de negociaciones en el más alto nivel, y al final los tres quedamos contentos.
Tengo que confesar que a veces me ataca el terror y el miedo, y me pregunto: ¿Seremos tan maduros cómo para permanecer juntos y, ayudarlo a crecer feliz? … luego de repasar el camino que transitamos para traerlo a la vida, me llega la calma, porque sé que tenemos la inteligencia emocional suficiente, para solventar cualquier diferencia. Dios y La Chinita digan amén.
Él se llama: “Líderes que cuentan, se cuentan. 53 ocurrencias metafóricas para avivar el liderazgo”. Su madre es Marvin de Los Ángeles Colmenares, y su otro padre es Eduardo Römmel. Sus hermanos mayores (de mi parte) son: “¡Ponte en acción! 72 formas de avivar el liderazgo”, y “Personas compran Líderes. Como vender más usando los cuatro secretos del liderazgo ecléctico”.
Mi tercer hijo, mi tercer libro, esta obra escrita a seis manos, y que suma 53 textos que van desde cuentos hasta poemas, que presenta desde la literatura 3 modelos de liderazgo; es un sueño cumplido, un camino inolvidable, una historia para contar, una leyenda para representar, y un proyecto para expandir.
Tendremos un encuentro en el “Café Sacristán”, para compartir y lanzar al mundo nuestra obra, estaremos los tres padres, y quien nos honró con el prólogo, el autor, coach y filosofo contemporáneo Juan Vera.
“Líderes que cuentan, se cuentan” es un libro para que cada uno pueda tomar un impulso y escribir su propia historia, desde un liderazgo más ecléctico, más poético y proteico, y que desde allí surjan los más rotundos GUAO en tu vida. ¡Cuento contigo!
Amancio Ojeda Saavedra
@amanciojeda
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