Vengo de la generación donde un título universitario era “la garantía de la prosperidad y la felicidad”; en mi familia la pregunta al terminar el bachillerato era ¿Qué vas a estudiar? Era obvio que irías a la universidad, no entraba en el sistema cultural pensar algo como: Me tomaré 2 años para viajar, conocer el mundo, trabajar de lo que sea y, luego veo que estudio. Esa fue mi generación.
Luis Miguel Olivas, director de empleabilidad e innovación educativa de Fundación Telefónica (España), dijo recientemente en la Jornada Empresarial “Profesiones del futuro: sectores y perfiles claves” lo siguiente: antes el docente era el que tenía el conocimiento. Ahora, en el mundo híbrido, algunos están en internet, todos tienen acceso a la fuente de conocimiento. Esto ha hecho que ya no contratemos solo títulos: necesitamos gente que aporte valor diferencial a las empresas, capaces de enfrentarse a la frustración, con actitud emprendedora, que diga “confía en mí como persona, más allá del conocimiento que tengo en mi mochila».
Hoy el reto es: cómo formar un profesional con competencias que van más allá de los conocimientos, ya que estos pierden vigencia día a día. Si me apuran, yo diría que la competencia rectora es “Flexibilidad”, para que sirva de gran carpa a otras como: Aprender a Aprender, manejo de la frustración, mentalidad ganadora, liderazgo, iniciativa innovadora, inteligencia relacional y sin duda alguna, las competencias digitales, donde se mueve y se moverá el mundo.
Las profesiones van y vienen, tienen sus épocas de mayor necesidad. A nivel mundial estamos en un momento de alta demanda de profesionales de la salud (mucho antes que la pandemia); la filosofía toma un nuevo auge; los del área de la ingeniería en sistemas y computación se convierten en imprescindibles; los que trabajan con la conducta humana y el uso saludable del ocio, sigue en crecimiento sostenido, entre otras.
La condición para los egresados de cada una de estas profesiones, es que hayan desarrollado la capacidad de adaptabilidad a nuevos entornos, a nuevas demandas, a actuar en medio de la incertidumbre, y esto en parte es una responsabilidad que debe asumir la universidad, ajustando sus estructuras operativas y formativas de manera frecuente.
Recursos Humanos
Los desafíos que enfrentan las áreas de recursos humanos hoy son enormes, les corresponde ser los líderes en la proposición y ejecución de planes a corto plazo para la educación digital; y a mediano plazo, del reciclaje profesional de los colaboradores de las empresas.
Es el gran momento de brillar de la gerencia de RR.HH., hasta hace poco esta área de la empresa, era vista como el hermano pobre en la mesa gerencial: solo llega a pedir dinero. Ahora recibe el llamado de auxilio de todos los departamentos, todos quieren que se aceleren los procesos de ingreso y salida de personas; muchos lo buscan como mediadores de conflictos; otros quieren que se organicen acciones educativas ajustada a la medida de su equipo, con carácter de urgente; las empresas demandan directores, gerentes y jefes que aprendan a liderar en nuevos entornos, y es RR.HH. el responsable de tenerlos listos; sin dejar de lado todo el trabajo que genera los acuerdos contractuales, la demanda de beneficios y las relaciones internas.
Todo lo anterior puede desembocar en que las organizaciones, deben centrar sus planes para la gestión humana en el desarrollo de competencias, esas que puedan garantizar la adaptabilidad de los tiempos que están por venir y que no pueden ser descifrados con claridad, pero que de lo único que se está claro, es que se requiere una mente abierta para adaptarse y transformase rápidamente. Lo básicamente tecnológico o de proceso lo aprenderemos por las buenas o por las malas, pero lo aprenderemos.
Amancio Ojeda Saavedra
@amanciojeda