“IL Menestrello” me dijo: Cuida el Objetivo

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“IL Menestrello” me dijo: Cuida el Objetivo

Hace una década, tuve la oportunidad de ir a Italia, a
una ciudad llamada “Assisi”, perteneciente a la provincia de Perugia (Es
allí  donde hacen los famosos chocolates
“Baci” de la marca Perugina);  en Assisi
nació  San Francisco y Santa Clara,
allí  se encuentra la basílica y  el convento 
de San Francisco de Assisi, es un lugar hermoso  y lleno de historia, donde el catolicismo
está impregnado como el aroma de la buena comida. Esta ciudad hoy tiene una
población de 28.000 habitantes. 

Mi  visita a ese
lugar respondía a la participación en un proceso de formación sobre “La Calidad
en  la Educación”, estábamos en la
Universidad de Perugia, y  éramos 11
latinoamericanos entre los convocados. Al llegar recibimos la invitación del
Alcalde de la ciudad, para cenar la primera noche, la ocasión era de  gala y 
así fue como presentaron los platos de comida en el lugar. Yo  debo confesar, que al ser primera cena en ese
país, lo que quería comer era pizza, pero la formalidad marcaba otra cosa. 

Esa noche comí uno de los platos más divinos que he
probado  en mi  vida, se trataba de un  Gazpacho de Espárragos y un inigualable
Cordero  en Salsa de Tartufo  Blanco Piamontés, para cerrar, un Tiramisú
hecho por manos prodigiosas para la repostería. Les cuento que el aroma, el
sabor y la presentación del plato fuerte es un paisaje tatuado en mí por
siempre. Al salir de ese lugar donde cenamos en buena compañía, me grabé el
nombre, el restaurante se llama: Il Menestrello. Me enteré de que este local de
comida hoy  se encuentra entre los 5
primeros restaurantes de la ciudad, y 
Assisi tiene más 120  comedores
registrados.

Escribo esta historia, porque a lo largo de los años,
este lugar y  este evento me regaló un
aprendizaje que permanece en el tiempo; para mí es un referencial  cuando 
quiero enfocarme y  mantenerme en
un objetivo.  La razón es sencilla:
Habíamos un grupo de los invitados, que no queríamos ir al lugar, dado  el protocolo y la formalidad en vestimenta
que se exigía, y pensamos en quedarnos y salir por nuestra cuenta;  a mí me detuvo el preguntarme: ¿A qué viniste
desde tan lejos? ¿Qué oportunidad puedes perder si no vas? Y  así 
que decidí  disciplinarme,
vestirme y cumplir con el compromiso; de no haberlo  hecho, me hubiese perdido  la experiencia gastronómica más importante
para mí  hasta el momento.  

Hoy, cuando siento que mi norte toma otro rumbo, vuelvo a
las mismas preguntas, las adapto a la situación, y hago  los cambios necesarios que se requieren.

 Amancio E. Ojeda Saavedra
@amanciojeda

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