5 Ventajas de tener un “Liderazgo sin Secretos”
10/30/2023
Choque de besos
04/08/2024
Show all

El trabajo Ideal

Pablo lleva 4 años trabajando en la empresa, es el mecánico de turno en la planta productora de pulpas de frutas; tiene ese trabajo porque no consiguió nada mejor y tiene que proveer para su hogar, donde cada día lo esperan mientras crecen sus hijas gemelas, Carolina y Emilia; su esposa Sandra intenta ayudar comprando y vendiendo cosas por Mercado Libre.

Pablo mira con envidia a su jefa Soledad, gana mucho más que él, su trabajo es más cómodo, no tiene que llenarse las manos de grasa ni andar cargando una pesada caja de herramientas, resolviendo daño tras daño, avería tras avería que se dan en la planta. Ese sería su trabajo ideal, piensa Pablo.

A su vez, Soledad lleva 11 años oliendo frutas en descomposición y viendo cómo se arman pallet tras pallet de cajas de pulpas de frutas, hace solo 2 años llegó al rol de supervisora, y tiene que lidiar con 8 tercos hombres que creen que por ser mujer, sabe menos, que es menos, y que merece menos; ninguno se lo dice de frente, pero los actos machistas de cada día lo confirman. Soledad ha tenido que volverse fuerte, recia, intransigente, amarga; ella sabe que ha perdido la dulzura que la caracterizaba, se ve en el espejo de su alma y no se reconoce, se ve borrosa, como si parte de su esencia estuviera desapareciendo.

Soledad mira alrededor de su cubículo mientras en sus audífonos suena “Todo se transforma” de Jorge Drexler, y daría todo lo que fuese por cambiar de trabajo con Rozalén, la secretaria de Facundo, el contador principal y gerente de finanzas, esta elegante y  bien arreglada secretaría nunca baja a la planta, goza de beneficios especiales al estar en tan cómodo puesto, además de ganar prácticamente el mismo salario. Ese sería su trabajo ideal, piensa Soledad.

En uno de los muchos momentos de tranquilidad de su trabajo, mientras Facundo está en esas acaloradas y extensas reuniones que suele tener con los contadores de la empresa, Rozalén se imagina lo entretenido que debe ser ese trabajo, poder radiografiar la empresa desde el aspecto financiero, lo apasionante de tener una responsabilidad tan grande, y todo lo que hay que aprender y saber para llegar a esa posición.

Rozalén entiende que su suerte fue distinta, que ser madre a los 16 años producto de un amorío de liceo, en una familia conservadora y con pocos recursos, le restó la posibilidad de seguir estudiando, y solo pudo acceder a un curso de ofimática que su tío León le regaló. Gracias a su madrina Delia, entró en la empresa, y a lo largo de estos 14 años, solo ha llegado a ser la secretaria del Licenciado Facundo, que con solo 6 años más que ella, y aún soltero, goza de los placeres de viajar, hospedarse solo buenos hoteles, comer 3 o 4 veces a la semana en los mejores restaurantes de la zona, y de contar con el afecto y protección de los dueños de la empresa. Ese sería su trabajo ideal, piensa Rozalén.

Llegó el final del día, y todos salen despavoridos a sus lugares. Soledad y Rozalén toman el mismo colectivo de la Ruta 6, a la supervisora le toca de pie a pesar de lo incómodo de sus zapatos de seguridad, mientras Rozalén consiguió un puesto muy incómodo al lado de un obeso y maloliente hombre, que no conoce ni quiere conocer.

Dos horas más tarde, sale Facundo en su auto de alta gama y con solo dos años de uso, se dirige a pasar el estrés del día en soledad, sentado en su lugar de siempre en un excéntrico Piano Bar; pasa por el lado de Pablo, quien, para reparar una cinta transportadora de frutas que se trabó, se tomó más tiempo de lo previsto, así que llegará 2 horas más tarde a su hogar; seguramente, cuando llegue, sus gemelas estarán listas para dormir, y Sandra estará agotada del trajín del día.

Facundo le ofrece a Pablo llevarlo hasta su hogar, y en el camino, el mecánico, que no entiende la electrónica del auto donde está montado, prefiere hablar de su tema preferido: Carolina y Emilia, y le cuenta al contador sobre las travesuras, de lo divertido que es verlas bailar, de cómo corren al verlo llegar, también, sobre cómo todo se multiplica por dos, ya sean los dolores y las alegrías, las cuotas del colegio y los regalos que recibe el día del padre; Facundo se da cuenta de cómo le brillan los ojos a su pasajero, y piensa que eso sería la vida ideal.

Amancio Ojeda Saavedra

@amanciojeda | amancio@humanoia.cl

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *