La observación es individual, cada quien
tiene su propio nivel de observación y lo desarrolla basado en su necesidad e interés. Si usted no estudio mecánica, ni sabe mucho de ello, un
desperfecto del motor de su vehículo puede ser totalmente ajeno y podría pasar horas frente al motor y frente a
la pieza dañada sin identificarlo; en cambio, un mecánico solamente al escuchar
el encendido del vehículo sabe dónde
está la falla y la pieza que debe
cambiar. Esto se debe a que el mecánico
es un observador diferente y su nivel de
percepción para ese asunto es mucho más
agudo y especializado que el suyo.
Las organizaciones como tal no tienen nivel
de percepción, es su gente la que lo hace; y lo que le corresponde a las organizaciones
innovadoras es promover el desarrollo
de la observación de su gente,
dado que la fuente innata para la
innovación es la observación.
Cuando
en un equipo de innovación su gente hace de la observación una disciplina;
las ideas, los conceptos y las combinaciones de procesos son frecuentes y en la
mayoría de los casos acertados.
Para innovar se requiere agudizar la
observación sobre los nuevos mercados, las comunidades a las que se pertenece,
las prácticas cotidianas de la gente, a las demandas hechas por los clientes,
los resultados de investigaciones y experiencias,
a negocios que no tienen relación
aparente con el que está innovando, entre otros.
Para que las personas logren desarrollar la
observación y alinearla a las necesidades de innovación de la organización,
deben estar sometidos a constantes estímulos de alto impacto y en todos los
sentidos.
Exponer a los miembros de una organización a
un concierto de una orquesta sinfónica en vivo, a una obra de teatro, a una
degustación de alimentos alejados de la dieta común, actividades de aprendizaje
extramuros, a ver y detallar obras de arte, a experimentar la escultura en
madera o barro, a una visita guiada a la empresa vecina, a realizar actividades
comunitarias, a realizar lecturas dramatizadas, entre muchas otras cosas; y luego
hacer análisis sobre lo vivido relacionándolo con los procesos, productos
y servicios en la organización, aumentará
de manera cualitativa y cuantitativa las ideas que los llevarán a la
innovación.
Para invitar a innovar fuera de las creencias
propias de una organización, sabiamente
el científico norteamericano Stephen Jay Gould, dijo: “No hay nada que limite más la
innovación que una visión dogmática del mundo”.
Amancio E. Ojeda Saavedra
amancio@alianzasdeaprendizaje.com
@amanciojeda